El síndrome "del creer"

Nos pasamos la vida creyendo en algo, figurado, ficticio con más o menos sentido, y en eso nos apalancamos y nos quedamos quietos, sin darnos cuenta que en realidad aquello en lo que creemos, quizá, tal vez, a lo mejor, ni siquiera exista.

Vivimos en hologramas constantes de nuestros propios pensamientos, y nos da exactamente igual constatar si son verdaderos o no, nosotros nos instalamos en esa creencia y en ella podemos permanecer hasta el final de los días. 

Partiendo de la base que cada uno de nosotros tenemos nuestras propias y particulares creencias, es lógico llegar a pensar que todos y cada uno de nosotros vivimos en realidades paralelas, que en realidad ni se tocan, y pueden llegar a ser tan distintas, que impidan un acercamiento real, incluso entre las personas con las que compartimos espacios y vida. Eso es lo que logramos con nuestras creencias.

A través de la defensa ciega de nuestras creencias nos perdemos momentos hermosos a compartir con otras personas, sencillamente porque hemos decidido que aquellas son perores o mejores que nosotros según sus creencias. No nos damos cuenta, que tanto sus creencias como las tuyas, son producto de la percepción, muy particular, que cada uno tenemos del mundo, en realidad la percepción que nuestro EGO construye para mantenerse supuestamente inalterable y seguro en "su mundo" (el creado por cada uno de nosotros).

Mantenernos seguros y bien instalados en  nuestra zona de confort, es lo que nos permiten nuestras creencias, y con ellas levantamos muros de incomprensión y desprecio hacia los otros, fundamentándolo en las inexistente separación de nuestras creencias.

Hemos de observar muy bien en lo que creemos, porque eso no da una pequeña pista de quienes somos y como nos movemos en el mundo, ya que en función de lo que creamos así juzgaremos, y en la medida en la que juzguemos así seremos juzgados; y por lo tanto se genera un bucle de creencias y juicios que finalmente nos llevan a la alienación, el individualismo y la separación.

Hay que preguntarse muy a menudo en que creemos y revisar dichas creencias, contrastarlas, experimentarlas, observarlas y finalmente desecharlas, porque en realidad de nada sirven.

¿Y tú, en que crees? ¿Te has parado alguna vez a pensarlo? ¿Qué es aquello que defiendes con tanto ahínco? ¿Para que lo haces?.

Revisa y observa.






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