Reiniciarse (Impermanencia III)

Tras respirarse largo tiempo, y permitirse romper lazos y cadenas ya caducos, es necesario realizar un reset que favorezca el volver a caminar con aires nuevos.

Observar con profundidad el lugar en el que ahora te encuentras, un lugar al que no has llegado por casualidad, sino hacia el que has dado cada uno de los pasos recorridos en los últimos tiempos, un lugar hacia el que te ha conducido cada una de las vivencias, buenas o malas, pero que en definitiva te han hecho sentir vivo y saber que aún continúas en este mundo.

La observación del dolor y las heridas es un acto inevitable y muy necesario para observar quienes somos en realidad y hacia donde decimos dirigir nuestros pasos. La vida no es un valle de lágrimas, pero tampoco es un camino continuado de nubes mullidas y confortables, aunque lo realmente importante es como decides trascender cada una de las vicisitudes que la vida te va marcando.

Observar, mirar, prestar atención...observar como todo se disipa y nada vuelve a estar como hace un sólo segundo, nada permanece, todo pasa... 

Ocuparnos de esas partes heridas, dándonos espacio para sanar y reconocer la muerte sentida de otra perdida en nuestra vida, es un acto de valentía, un acto necesario para continuar caminando cada vez más maduros, ecuánimes y serenos.

Después de la observación y la atención, la curación, la sanación de aquello que dolió y quizá siga doliendo, pero ya no es atendido desde el desconcierto y la "falta de juicio" sino desde la atención y la observación atencional plena. Aceptando, soltando...


Observa con ecuanimidad, ocúpate sin prisa y dirige tus pasos hacia el nuevo caminar, nadie sabe lo que hay detrás del telón, pero descubrirlo por tí mismo es la Gran Aventura del Vivir...

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