Cuando no tengas nada que decir...mejor cállate.

Puede que otras cosas no nos gusten tanto como el hecho de dar constantemente nuestra opinión de todo, aunque no tengamos un criterio elaborado acerca del tema que se esté tratando, el caso es no parar de hablar, el caso es, simplemente, no parar...

Vivimos instalados en un continuo "cuchicheo mental", nuestra mente no para ni un solo segundo, y por ende nuestra boca tampoco, verborrea incesante basada muchas veces en conceptos banales altamente intelectualizados que no conducen a otro sitio que no sea el desarrollo y crecimiento desmesurado de nuestro Ego. No paramos de parlotear, bla, bla, bla....por qué no probamos a callarnos un ratito, nada, un nanosegundo, el mundo se ve de otra manera, ¿verdad?.
Se habla sin parar en todos sitios, en el trabajo, en la familia, entre los amigos, hasta en los lugares de reflexión, encuentro y discernimiento no paramos de hablar, bla, bla bla...y de paso también nuestra maravillosa mente lo va acompañando pensando esto, y lo otro y lo de demás allá, y por supuesto ambos actos, el de pensar y el de hablar, no paran de retroalimentarse y de este modo entramos en un círculo vicioso que no cesa nunca.
Pero páralo, permítete pararlo, no abras la boca a menos que tengas algo verdaderamente importante que decir, si no es así, permanece en silencio, ese es uno de lo grandes favores que puedes llegar a hacer a la Humanidad entera. Ya que lo que sale por tu boca y es pensado por tu mente construye realidades, con lo cual si verdaderamente no tienes nada productivo y constructivo que aportar, permanece en silencio y permite que sea él, el silencio,el que cree algo..Paz y Armonía dentro de ti mismo y por proyección hacia tu entorno inmediato.
Calla y escúchate...

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