La Maldición de lo Auténtico

¿Por qué todo lo auténtico se va perdiendo por el camino?.
En los último tiempos son demasiadas las veces, que observo y me doy cuenta, la facilidad con la que perdemos y dejamos atrás lo verdaderamente auténtico. Con que facilidad somos capaces de crear cosas realmente auténticas con esencia y espíritu propio, y con la misma facilidad dejarnos llevar por la inercia y de repente perder la autenticidad de lo que hemos creado.
Demasiadas son la veces, y los momentos, en los que me doy cuenta como gran parte, de lo que yo pensaba que era mi mundo, se va derrumbando poco a poco; de como todo aquello en lo que creía se va derrumbando como un castillo de naipes, ¿qué es lo que no he visto?, ¿qué es lo que he dejado pasar?…
Quizá me he dejado llevar demasiado por las creencias y no he visto lo que verdaderamente había de verdad, puede ser.
Pero la pregunta que se ha instalado dentro de mí en los últimos tiempos es: ¿qué es lo que nos lleva a los seres humanos a perder la autenticidad de lo que creamos?.
¿Por qué cuando hemos creado algo por lo que merece la pena trabajar, de repente nos inunda la vena de expansión y lo hacemos bajo un modelo desarrollista, cuantitativo, insostenible y difícilmente sustentable? .
Quizá estoy en crisis, como el mundo, pero últimamente con demasiada frecuencia me doy cuenta de que ya no me importan aquellas cosas en las que he intentado consolidar e instalar mi vida. A lo mejor he estado ciega, pero de algún modo me abruma el hecho de que, cada vez con más frecuencia, siento que he errado el tiro. Quizá haya pasado demasiado tiempo luchando en lugar de trabajando, quizá haya perdido demasiado tiempo imaginando en lugar de construyendo, quizá ha llegado el momento de que ponga en práctica lo me dijo mi tío Vidal: sobrina cuando caes al río déjate llevar por la corriente, porque cuando nadas contra corriente terminas ahogándote, pero cuando fluyes con el río, al final, encuentras el tronco que te lleva a la orilla.
Tan solo espero que llegue pronto el tronco que me lleve a la orilla y comenzar a construir ese lugar, que ahora, a las puertas de mi madurez, cada vez voy necesitando más.
Todo guerrero necesita su descanso, y para mí ya ha llegado el momento de hacerlo. Ha llegado el momento de sentir, de disfrutar, en definitiva ha llegado el momento de reinventarse.

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